Quiérete para querer

Quiérete para querer
La cultura popular ya lo dice: "Si no te quieres tú, ¿Quién te va a querer?". Puede parecer una frase dura y categórica, pero es muy cierta, puesto que las personas con una buena autoestima resultan mucho más atractivas (en un sentido amplio de la palabra), que las que tienen una autoestima baja.
 
Tal y como dijo Oscar Wilde "Amarse a uno mismo es el inicio de una aventura que dura toda la vida". Aunque las bases de la autoestima se establecen durante la infancia, las personas somos seres en constante desarrollo y esto hace que nuestra autoestima pueda sufrir oscilaciones en función de nuestras vivencias y de cómo estas nos afectan. Una persona puede entrar en la etapa adulta habiendo crecido en un entorno seguro, rico en estímulos y con retos adecuados a sus capacidades y, de repente, encontrarse ante una adversidad que le obligue a sobreponerse para salir adelante. Esta nueva situación puede hacer tambalear su seguridad personal, la confianza en los demás y la positividad ante la vida, entre otros. Poco podemos hacer respecto a la autoestima que hemos adquirido durante la primera infancia, pero sí podemos interferir en la construcción de la misma, en la etapa adulta, si hacemos el ejercicio de ponernos frente al espejo y preguntarnos a nosotros mismos si nos amamos lo suficiente y si nos amamos bien...
 
Amarse a uno mismo significa interpretar de manera ajustada lo que realmente somos y lo que valemos. Dicho de otro modo, supone aceptar las limitaciones personales, queriendo mejorarlas, y, al mismo tiempo, poner en valor nuestros puntos fuertes personales.
 
Para hacer camino hacia una buena autoestima (hay quien se quiere poco pero también hay quien lo hace demasiado) centra tu mirada en los siguientes aspectos:
 

1) ¿Cómo te hablas a ti mismo/a?

Todos hemos oído frases del estilo "¡Mira qué me ha dicho!" o "¿¡Cómo me puede haber dicho eso!?" Y, en cambio, no hemos oído ni nos hemos dicho a nosotros mismos frases como "¡Mira qué me he dicho!" o "¿¡Cómo me puedo haber dicho esto!?". A menudo, las faltas de respeto o de comprensión no vienen de fuera (aunque es donde pueden haberse gestado), sino de nosotros mismos. Podríamos decir que mantenemos un diálogo constante con nosotros mismos (incluso en sueños) y que la forma en qué nos hablamos afecta a nuestro auto concepto y, por tanto, a nuestra autoestima. Presta atención a las expresiones tajantes que empleas hacia tu persona, como: debería hacer…, no puedo hacer..., nunca encontraré..., siempre me pasa..., todo me sale... Estas expresiones, además ser poco respetuosas y de limitarnos, no pueden ser ciertas porque no son objetivas y están basadas en generalizaciones y prejuicios o parten de nuestros miedos. Por lo tanto, identifica estas expresiones y sustitúyelas por otras que sean más respetuosas y ajustadas. Recuerda que a veces el/la juez más estricto/a e intransigente es uno/a mismo/a.
 

2) ¿Qué sientes? ¿Qué deseas? ¿Qué quieres para ti?

Tienes derecho a vivir y actuar de acuerdo a tus anhelos y no según lo que se espera de ti. No te tiene que preocupar complacer a los demás sino vivir/actuar de acuerdo con lo que sientes y piensas. Esto no es egoísmo, sino todo lo contrario. Si no eres generoso/a contigo mismo/a, el equilibrio entre dar y recibir se romperá, lo que no solo te perjudicará a ti sino también a aquellos a quienes, de entrada, querías complacer.
 

3) Eres único/a: no te compares ni permitas que te comparen.

No busques la aprobación fuera de ti mismo/a, sino dentro. Si te gustas y te aceptas tu poder de atracción se multiplicará. No se trata de agradar a todo el mundo sino gustarte a ti y a las personas que quieres atraer. Querer gustar a todos nos lleva a un camino de inseguridad y frustración constante. Con esto no queremos decir que no tengas que aprender y mejorar, sino que tu esencia tiene un valor incalculable y que se trata de evolucionar más que cambiar. Y recuerda que no debes comparar con nadie. Las comparaciones no sirven para nada; solo para descentrar la atención en ti y trasladarla a otro/a.
 

4) No hagas las cosas por los demás.

Esto no quiere decir que no esté bien ser solidario y generoso. Significa que tienes que poder elegir lo que quieres hacer y lo que no, libremente. Para poder elegir con libertad es necesario que escuches tus emociones, que revises tus creencias y que te marques tus propios propósitos.
 

5) Tu eres el/la responsable de tu futuro.

Nunca es tarde para empezar a tomar decisiones que nos hagan sentir mejor. No dejes que los miedos, propios o de otros, te limiten, te frenen... Los cambios son generadores de oportunidades y de ilusiones. Si deseas algo, analiza pros y contras y toma decisiones alejadas de prejuicios, falsas creencias, opiniones externas y miedos infundados.
 

6) Equilibra cuerpo y mente.

A lo largo del artículo hemos puesto el foco en la parte mental (diálogo interno, pensamientos limitadores, juicios, prejuicios, expectativas propias y ajenas...), pero para poder disfrutar de una buena autoestima no nos podemos olvidar de la parte física. Cuidar nuestro cuerpo mediante la alimentación, el deporte, el descanso y el ocio es imprescindible si queremos disfrutar de un auténtico bienestar personal.
 
Acabaremos con una frase del psicoanalista Carl Gustav Jung que confiamos que te dé el empuje necesario para hacer los cambios que consideres oportunos: "Quien mira hacia afuera, sueña; quien mira hacia dentro, despierta "...
 
Y ahora te invitamos a conocer nuestro método para encontrar pareja estable. Consta de cinco pasos que encontrarás aquí.
 
Si te ha gustado, comparte, por favor.